Obesidad
“El recién publicado Atlas mundial de obesidad 2023 predice que más de 4.000 millones de personas en el mundo, el 51% de la población global, sufrirán sobrepeso y obesidad en 2035, frente a los 2.600 millones de 2020. Señala, además, que una de cada cuatro personas será obesa.”
Fuente Federación Mundial Obesidad
Para entender esta patología debemos entender nuestra fisiología y de dónde venimos (como en la mayoría de patologías), ello nos hará entender y comprender esta enfermedad y, en parte, poder revertirla. En un breve resumen, nosotros como especie a lo largo de nuestra evolución hemos pasado muchas penurias y, por supuesto, largos periodos sin comer (incluso a veces días) y el acumular grasa era un mecanismo de supervivencia, ya que nos hacía poder aguantar esos periodos de ayuno en los que no se encontraba alimento o no se conseguía cazar. Este mecanismo nos ha servido para llegar, como especie, hasta nuestros días (famoso “gen ahorrador”), del cual se habla en un libro que recomiendo “El mono obeso”. Pero hoy en día y, principalmente, en los países occidentales, este mecanismo se nos ha dado la vuelta, ya que nuestra genética sigue siendo en parte la misma que hace 10.000 años, aunque nuestra situación actual no lo sea. En los países desarrollados es difícil que alguien muera de hambre, de hecho, todo lo contrario, la comida es de muy fácil acceso, algo que tampoco le sucedía a nuestros antepasados, quienes para buscar el alimento, hacían larguísimas tiradas de kilómetros y horas en busca de él. Todo este desfase evolutivo que sufrimos es una de las principales causas fisiológicas que nos llevan a la verdadera pandemia de la obesidad y el sobrepeso que sufrimos, de manera más acuciante, en los países más desarrollados.
Para definir la obesidad, diremos que es una patología y no un estado corporal sin más, por tanto, de esa manera, es como se debe abordar, tratando así a las personas que lo sufren como enfermos; esto es, con respeto y empatía, entendiendo que es una situación compleja que va más allá de comer mucho o poco que implica la acumulación de una cantidad excesiva de grasa corporal. Es una patología en la que influyen muchos factores y, para abordarla, se debe tratar cada uno de ellos:
–Factores genéticos. Haber padecido, algún miembro en la familia, de dicha patología.
–Factores hormonales. Desequilibrios mitocondriales (falta de mitocondrias y mal funcionamiento de las mismas), mal funcionamiento “eje hipotálamo-hipófisis-tiroides”.
–Factores epigenéticos (factores de nuestro entorno). Descanso, nutrición, sedentarismo, estrés…
-Factores psicológicos, culturales y sociales. Qué relación tienes con la comida, dónde has nacido, qué recursos tienes, qué hábitos existen en tu familia o entorno, qué conocimientos tienes sobre nutrición, qué creencias sociales arrastramos a la hora de comer y cómo comemos…
Por todo esto, para comenzar, el primer paso es empoderarte y aprender de ti mismo y de tu entorno, ello te hará poder discernir de lo que sí debes hacer o comer y lo que no. Eso pasa por informarte y formarte, aprender unas bases de nutrición, qué necesita tu organismo (macronutrientes-micronutrientes), qué es bueno y malo para tu organismo, saber qué criterios seguir al adquirir los productos en el supermercado, ya que es el primer paso a un mal hábito. Luego, entender lo importante que es el movimiento y por qué debemos ganarnos el alimento, (somos la única especie en la naturaleza, junto a nuestros animales domésticos, que no tiene que hacer ningún esfuerzo para ganarse el alimento), algo de inteligencia emocional, por qué comemos algo que sabemos que nos hace mal, en qué horarios… . Como he dicho, saber nuestra relación con la comida, romper con credos pasados generación tras generación (“hay que comer 5 veces al día, el desayuno es la comida más importante del día…”). Conocernos nos hará más libres y más sanos.
La obesidad es una patología que además de afectar a todos los factores de salud (ligados al síndrome metabólico), nos afectará en nuestra autoestima, en nuestra relaciones sociales, por tanto, en nuestra salud mental, además de en nuestra funcionalidad a la hora de movernos o hacer actividades del día a día y, por supuesto, en la energía (sin ello es complicado el desarrollar el resto de acciones de nuestro día y ser eficientes).
La complejidad de esta patología, también debe llevar a los profesionales, por tanto, a abordarla de la misma manera: trabajando y desgranando cada uno de los pilares citados anteriormente, llevando al obeso a un cambio de hábitos y educación en muchos aspectos de su vida, que le lleven a salir de esa situación y a conseguir una buena composición corporal y, lo más importante, a mantenerlos en el tiempo.